14.12.10

J. Rancière (ver artículo en Página de este blog) habló de 'el maestro ignorante', aquel que les enseñaba algo a los alumnos que estos no sabían, pero al mismo tiempo aprendía de ellos algo que él no sabía: su lengua, su cultura. Experiencias similares se han hecho en nuestro país, precisamente en la provincia de Chaco, bajo el lema "Los mismos chicos te enseñan", respuesta de un maestro formoseño a la pregunta: "¿Cómo aprendés wichí?". La experiencia fue hecha por maestros y pobladores de la zona, y por investigadores de centros académicos del país. 


3.8.09

Invitación al relato

RELATOS DE LENGUA PRESTADA: En hablantes bilingües suelen darse cruces, situaciones de contacto: es cuando la lengua materna se hace presente en la lengua 'oficial', mediante algún rasgo -sonido, construcción, palabra- que marca la diferencia. Lo mismo puede ocurrir entre variedades de una misma lengua: el español hablado en Buenos Aires no es idéntico al de Tartagal, Sucre o Madrid, hay peculiaridades, rasgos que identifican a cada habla. Estos hechos tienen que ver con la existencia de diferentes culturas y lenguas propias de nuestros 'paisanos' y de los grupos migrantes: es así que en nuestro continente, y también en nuestro país, se hablan muchas lenguas distintas. Si partimos del reconocimiento de que el lenguaje es universal, es decir, es una facultad del ser humano -o dicho en otro orden: todo ser humano por el solo hecho de serlo tiene lenguaje- cabe una sola actitud: el reconocimiento positivo de las diferencias. ¿Se respetan estos hechos o hay discriminación? Creamos este espacio para invitarlos a que nos relaten y comenten sus experiencias y sus conocimientos sobre estos temas.

17.6.09

TESTIMONIO


Fue en 2004, en un Congreso de SUTEBA. Una joven estudiante, hablante de quechua, nos daba este testimonio sobre su paso por la escuela en el Gran Buenos Aires, Argentina, ese país al que alguna vez se lo llamó "crisol de razas". Cliquear sobre título para artículo completo

7.4.09

la maestra y el aprendiz de lingüista


Esto pasó en el año 2005, en una escuela de La Plata a la que concurrían chicos de distintos lugares del país y de países vecinos.
Recreo. Las maestras mironeando en medio del patio.
Un chico de 1er. grado se acerca a su maestra y, alzando hacia ella la mano para mostrarle un lápiz con la 'mina' rota, a ras de la madera, le pide:
-Seño, tajame la punta.
La maestra responde: -No te entiendo.
-Tajame la punta.
-No te entiendo.
-Tajame la punta.
-No te entiendo.
El verbo podía ser tájame o tajáme. La frase del chico, siempre la misma, adquiría distintas entonaciones, desde el simple pedido hasta la ansiedad, al ver que su maestra no lo entendía. Ella sin embargo permanecía firme e inalterable en su clara respuesta.
La situación se resuelve por la entrada de un compañerito que estaba observando y se decide a intervenir:
-Seño, te pide que le saques punta al lápiz.
(Luisa, La Plata 2005)